Después de todo -pero después de todo-
sólo se trata de acostarnos juntos,
se trata de la carne, de los cuerpos desnudos,
lámpara de la muerte en el mundo.
Gloria degollada, sobreviviente
del tiempo sordomudo
mezquina paga de los que mueren juntos.
A la miseria del placer, eternidad,
condenaste la búsqueda,
al injusto fracaso encadenaste sed,
clavaste el corazón a un muro.
Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo.
Soledad, márcame con tu pie desnudo.
Aprieta mi corazón como las uvas
y lléname la boca con su licor maduro.
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