viernes, 22 de julio de 2011

Si tienes que irte lejos. David Manzanera

Si tienes que irte lejos
no te preocupes por nada
Yo te espero, en serio:

Yo te espero.

Mantendré mis rutinas como escudo
Para parar el tiempo en ese instante
Y que así me reconozcas cuando vuelvas.

Mis pasos,
mi café,
mi horario diurno
mis ojos en el techo por la noche
mi piel que entre las sábanas te aguarda:
entre todos cuidaremos tu casa.

Es normal que el asfalto de otras calles
de otros tristes lugares sin tus plumas
quieran oler el aire de las olas
que por tu voz se expande cuando hablas;
Que necesiten risas las esquinas
y que quieran tus manos otros pomos
pues sin ti desconocen la ternura.

Tú debes recorrer el mundo entero
para que el mundo entero no se olvide
que la belleza auténtica, la que cuenta
no se acumula en los bancos.
Y que la vida buena, la que importa
Es tan fácil como mirarte a los ojos.

Si tienes que irte lejos no te olvides
que de pie en nuestra torre,
yo alzaré nuestra bandera,
para que desde cualquier nube en la que te halles
veas ondular tu nido, el que dejaste,
el que, en tu breve ausencia –tenlo claro-
Bailará con el viento de los besos
que fuerte soplaré para que vuelvas.

Si tienes que irte lejos cuatro cosas:

Déjate tus zapatos en la entrada
porque yo desde el vacío en que te alzabas
reconstruyo tus alas en el aire.

Llévate en tus bolsillos esta llave
que no te servirá pues yo no cierro
Ni una sola ventana del regreso.

Protégete en el manto de caricias
que con estas palabras te entretejo
cuando arrecie el dolor de verte sola.

Y, sobre todo, sobre todas las cosas
no me escribas jamás en la distancia
-sabré que estarás bien, es tu destino-
si no es para decir siete palabras

Amor, amor, amor Por fin He vuelto.

viernes, 15 de julio de 2011

Elogio de la amistad. Eduardo Galeano

Primera:
"Los indios de Canadá no conocen la propiedad ni la envidia, cuenta Pouchot, y llaman al dinero serpiente de los franceses.
Consideran ridículo obedecer a un semejante, dice Lafitau. Eligen jefes que no tienen privilegio alguno; y a quien sale mandón lo destituyen. Las mujeres opinan y deciden a la par que los hombres. Los consejos de ancianos y las asambleas públicas tienen la última palabra; pero ninguna palabra humana resuena más fuerte que la voz de los sueños.
Obedecen a los sueños como los cristianos al mandato divino, observa Brébeuf. Los obedecen cada día, porque a través de los sueños habla el alma cada noche; y cuando llega el fin del invierno y se rompen los hielos del mundo, celebran una larga fiesta a los sueños consagrada. Entonces los indios se disfrazan y toda locura está permitida.
Los indios no pueden entender la idea del infierno, Jamás habían oido hablar del castigo eterno, Cuando los cristianos los amenazan con el infierno, los salvajes preguntan: Y en el infierno, ¿estarán mis amigos?"
(de Memoria del fuego, de Eduardo Galeano)

viernes, 8 de julio de 2011

El día que yo muera. Camilo J. Cela.

CAMILO JOSE CELA. (En paz descanse, coño)

Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.

Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida.
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.

Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.

Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.

La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.

Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de esos que les gusta el brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi pinga dando fuerte.

Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.

El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por culo.

martes, 5 de julio de 2011

De acuerdo. Ana María Rodas

De acuerdo,
soy arrebatada, celosa,
voluble
y llena de lujuria.

¿Qué esperaban?

Que tuviera ojos,
glándulas,
cerebro, treinta y tres años
y que actuara
como el ciprés de un cementerio?

* * *

Hoy he descubierto la belleza
de ser yo misma.
-no,
no fue así;
me lo enseñaste-

Pero al hacerme mujer
al mostrarme que los seres
son tan libres

Comprendí
que libre-yo
y libre-tú
podamos tomarnos de la mano
y realizar la unión sin anularnos.

Por eso me apretujo dentro de mí misma
hasta salir las lágrimas
y en el pelo
se me prende
el sabor salado del olvido.

Algún imbécil dijo
que el poeta es la clave del mundo.

¡Mentira!
A mi sólo me queda encogerme hacia dentro
y esperar
ciegamente
un sonido, una expresión cualquiera
y que alguien
donde quiera que esté
emita una señal diciéndome que existo.