en aquel tren, camino de Lisboa,
en el asiento contiguo, sin hablarte
-luego me arrepentí.
en Málaga, en un antro con luces
del color del crepúsculo, y los dos muy fumados,
y tú no me miraste.
De nuevo en aquel bar de Malasaña,
vestida de blanco, diosa de no sé
qué vicio o qué virtud.
En Sevilla, fascinado por tus ojos celestes
y tu melena negra, apoyada en la barra
de aquel sitio siniestro,
mirando fijamente -estarías bebida- el fondo de tu copa.
En Granada tus ojos eran grises
y me pediste fuego, y ya no te vi más,
y te estuve buscando.
O a la entrada del cine, en no sé dónde,
rodeada de gente que reía.
Y otra vez en Madrid, muy de noche,
cada cual esperando que pasase algún taxi
sin dirigirte incluso
ni una frase cortés, un inocente comentario...
En Córdoba, camino del hotel, cuando me preguntaste
por no sé qué lugar en yo no sé qué idioma,
y vi que te alejabas, y maldije la vida.
Innumerables veces, también,
en la imaginación, donde caminas
a veces junto a mí, sin saber qué decirnos.
Y sí, de pronto en algún bar
o llamando a mi puerta, confundida de piso,
apareces fugaz y cada vez distinta,
camino de tus mundos, donde yo no podré
tener memoria.
lunes, 21 de marzo de 2011
La desconocida. Felipe Benítez Reyes.
La condena. Felipe Benítez Reyes.
El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.
El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.
Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.
Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras que lo cifren
halla sólo palabras.
Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.
Nuestros tesoros son tesoros falsos.
Y somos los ladrones de tesoros.
De «Los vanos mundos»
Advertencia. Felipe Benítez Reyes
Advertencia
Si alguna vez sufres -y lo harás-
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.
Así que cuando sufras -y lo harás-
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.
De «Los vanos mundos»
viernes, 18 de marzo de 2011
No me busques ahí. Tarso de melo.
donde los vivos visitan
a los llamados muertos.
Búscame
dentro de las grandes aguas
en las plazas
en el fuego corazón
entre caballos, perros,
en los arrozales, en el arroyo
o junto a los pájaros
o en el reflejo
de otro alguien,
subiendo un duro camino
Piedra, semilla, sal
pasos de la vida. Búscame ahí.
Viva.
martes, 8 de marzo de 2011
Pleito de amar y querer. Andrés Eloy Blanco
martes, 1 de marzo de 2011
Amor el más oscuro. Elsa Cross
Viene la melancolía del principio,
días de incertidumbre y sueño.
Vienen sólo distantes tu risa y tu perfil
y abarcan mi deseo
y me vuelcan a tu rostro,
a tu vehemencia contenida.
Ya siento de algún modo
tus manos previstas de ternura
conduciéndome,
olvidándome,
dejando a medias para siempre mi destino.
Sé que otra vez me cercará la calma,
la soledad llena de amor,
tu nombre.
Quiero pronunciarlo tantas veces
como días tendré después
para perderte en la memoria.
Pero qué lograría apartarme
si muestras la misma angustia que sustento,
la soledad de idéntico linaje,
la imperfecta voluntad de amor.
Para reconocernos
baste la oscura nostalgia socavándonos,
baste nuestra olvidada condición de amantes,
vocación de locura,
celda,
fuego.
Maldigo desde ahora
tu cuerpo cerrándome el abismo.
Sean el tedio y la tristeza,
sea apacible y humana tu mirada.
En este momento te amo para siempre
y van mis pasos hacia ti
para cumplir tu voluntad.
Siempre amor. Dora Castellanos
Siempre amor
A Inés y Adel López Gómez
No sólo por gozarte te he buscado:
también te quiero para padecerte,
porque el solo placer de poseerte
no da la plenitud de haber amado.
El vivo resplandor de lo gozado
menos amor es siempre que aquel fuerte
dolor de corazón que nos advierte
la dicha cruel de estar enamorado.
Te sufro con dolor, con alegría,
con deleite, con odio, con dulzura,
y la felicidad es agonía.
Si algún día nací, fue para verte;
por saber tu pasión y tu hermosura,
para gozarte, Amor, y padecerte.
Lucidez. Nina Cassian
Lucidez
Esas palabras: "Siempre juntos..." "Siempre...",
no las repitas, no mientas.
Oh, amado,
pronto no existiremos!
Aun si la muerte nos dejara
vagando bajo el sol,
con el pan en la mesa
y el dulce vino en las copas,
se irá el amor... Pero no lo sabremos.
Sin advertirnos, pasará...
Sobre nuestra envoltura abrasada
cae una luz indigente.
Nos miraremos. Eres el mismo, aquél
que yo abracé hasta lo más profundo...
Todas las cosas son iguales.
Ahora no te abrazo.
Se va el amor como el agua que corre...
Nosotros nos quedamos a la orilla.
No tenemos sonrisas como rocas sin olas.
Tal vez ya no existimos.